Hermosa Lisboa. Su luz, sus colores, sus calles, sus terrazas, sus sabores, todo ahí hace que quieras quedarte una buena temporada disfrutando esta ciudad llena de vida.
Hace un mes que estuvimos recorriendo la hermosa ciudad de Lisboa. No se si fue su luz, sus colores o sus sabores los que me hicieron enamorarme de esta ciudad en solos un par de horas, más bien creo que fue una mezcla de todo eso combinado con una sensación de que cada rincón de la ciudad me recordaba a otra ciudad en la ya había estado.
Para aquellos que no la conocen la recomiendo a ojos cerrados, sin duda una de las ciudades más (inesperadamente) bonitas e interesantes que he conocido.
Solo estuvimos 4 días en la capital portuguesa, y aunque fueron suficientes para hacerse una buena impresión de la ciudad y sus alrededores, feliz me habría quedado una buena temporada recorriendo cada uno de sus rincones y tomando una cerveza o copa de vino por las tardes en sus maravillosas terrazas con vista a toda la ciudad.
Como en todos nuestros viajes, para hacernos una buena idea de lo que es la ciudad, además de visitar los típicos lugares turísticos, nos gusta recorrer a pie todo lo que se pueda, saborear sus platos populares y descubrir rincones auténticos y con encanto.
Bueno, pero esto es un blog de comida y como durante el 50% del tiempo en mis viajes estoy pensando en que nos falta por probar o donde podríamos ir a comer iré directo al grano. En este post, además de hablarles de lo bonita que es la ciudad, les hablaré de lo bien que se come en ésta y cuáles son los sabores y lugares que no te puedes perder en tu próxima visita a Lisboa.
Partamos por lo primero (y uno de mis “must”), Lisboa está hecha para disfrutar de una buena cerveza o copa de vino con una hermosa vista a la ciudad, y es que al ser una ciudad construida sobre colinas, las terrazas con vistas a la ciudad están por todos lados. Lo mejor de todo es que el precio de una cerveza (o cualquier bebida sin o con alcohol) es bastante similar al que encuentras en un local o restaurante normal. Hacía mucho calor cuando fuimos, por lo que hicimos varias paradas técnicas de “hidratación” para continuar nuestro recorrido por la ciudad.
Nos gustaron mucho las cervezas Super Bock y Sagres, ambas refrescantes y con buen sabor.
No se muy bien cómo describir la gastronomía de Lisboa, pero ya conociendo la de España y Brasil diría que toma elementos de ambas y les da un toque portugués. Dentro de las comidas típicas se encuentra el bacalao, las sardinas a la parrilla, los arroces, las carnes asadas y los jamones. Todo lo que probamos estaba fresco y delicioso.
En algunos puestos de comida callejera también es posible encontrar coxinhas de frango (pollo) y bolinhos de bacalhau (bacalao) y queijo (queso). Es curioso ya que en Brasil tienen prácticamente las mismas y cuando las vi quise probarlas inmediatamente para comprobar si su sabor era igual.
Uno de nuestros grandes descubrimientos fue el restaurante Lisboa tu e eu, un pequeño lugar escondido por las calles de Alfama donde comimos realmente riquísimo. Probamos el gazpacho portugués (que no tiene nada que ver con el de España) y que me pareció refrescante y delicioso. Compartimos una tabla de quesos, jamones y fiambres (otro acierto) y una ensalada de pulpo que es una de las más ricas que he probado hasta el momento. Todo acompañado por un riquísimo vino de la casa. La dueña y el chef del lugar nos hicieron sentir como en casa y disfrutamos mucho saboreando cada plato y de las conversaciones con ellos.
Para el postre un imperdible son los famosos pasteles de Belém. Y al respecto tengo que decir dos cosas importantes, la primera es que no solo se consiguen en Belem y en la famosa pastelería Pasteis de Belem (donde hay que hacer fila para conseguirlos), si no que se encuentran por toda la ciudad y en general ¡son todos deliciosos! De hecho los más ricos que probamos fueron en un puesto de comida callejera dentro de un festival de barcos, estaban recién hechos y se derretían en la boca de lo suaves que estaban. Lo segundo, es que si los pruebas una vez, es probable que te hagas adicto a estos, como le pasó a Choco, un amigo que nos acompañó en este viaje y que se levantaba y acostaba pensando en los dulces pastelitos de belem.
“Los pasteles de Belém (pastéis de Belém) son unos pastelitos de crema (yema de huevo, leche y azúcar) con masa de hojaladre de unos 8 centímetros de diámetros elaborados bajo una receta secreta que guardan con recelo muy pocas personas. Es una de las especialidades de la cocina portuguesa y se pueden comer recién hechos (calientes) o fríos.”
Y si te quedas con ganas de un bajativo recomiendo probar el popular licor llamado Ginja (su nombre completo es Ginjinha), un licor dulce de guindas que se sirve típicamente como shot (chupito). Al parecer los portugueses guardan muchos sentimientos con este licor, y dicen que es “el remedio de la abuela” para todo tipo de enfermedades. Nosotros lo probamos dentro de unos vasitos de chocolate, un bajativo-postre perfecto.
Para salir de noche una de las zonas más populares es el Barrio Alto. Yo no soy mucho de ir a clubes y discotecas, pero lo bueno que tiene este barrio es que hay para todos los gustos; bares, discos, y hasta la calle se transforma en un lugar de encuentro y fiesta. Lo pasamos muy bien el día que fuimos a explorar esta zona, donde íbamos de un lugar a otro disfrutando del ambiente y sus riquísimos mojitos. Además ese día era mi cumpleaños, por lo que fue una excelente forma de celebrarlo.
Un buen lugar para ir de a picar algo (tipo aperitivo) por el Barrio Alto, antes de salir de copas, es el restaurante Sol e Pesca, un pequeño rincón con aire marino que se especializa en hacer deliciosas preparaciones a partir de comida de mar enlatada (en conservas). Un concepto curioso y original, donde probamos platos delicioso! Por dentro destaca su enorme estantería donde se expone toda la comida enlatada que ofrecen.
Termino este post contándoles de un lugar que nos gustó mucho para pasear y conocer un poco del lado “alternativo” de Lisboa, se trata de LX Factory, una antigua fábrica que se transformó en un espacio de vanguardia y diseño. Es ideal para ir a pasar una tarde recorriendo sus tiendas y locales. Nos gustó especialmente la librería (que tiene una linda cafetería dentro) y el mercado que se instala por la calle. Está lleno de restaurantes y cafeterías con lindas terrazas para sentarse a disfrutar la tarde. Y si eres fan del Streetart no puedes dejar de visitar este lugar ya que encontramos mucho arte por las paredes y calles de este rincón de la ciudad.
Querida Lisboa, pronto volveremos por más.
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