¿Buscas una receta reconfortante y con mucho sabor? Esta sopa de cebolla francesa es perfecta para cuando necesitas algo que te obligue a bajar las revoluciones, porque la clave está en la paciencia.
No sé si es el clima, las ganas de estar en casa o simplemente el antojo de algo cálido que abrace el alma, pero esta sopa de cebolla francesa tiene ese yo no sé qué que reconforta como pocas cosas.
Esta receta es una adaptación fiel de la clásica francesa, con algunas pequeñas modificaciones para prepararla sin muchas complicaciones. Aunque la clave de esta receta es tomarse el tiempo para caramelizar bien la cebolla (te adelanto que así no necesitas agregar azúcar en el proceso), un buen caldo casero o de buena calidad, y por supuesto, unas buenas rodajas de pan (ideal de masa madre) con queso derretido por arriba para acompañar y untar en esta deliciosa preparación.
Ingredientes
- 2 cebollas grandes / 3 medianas (amarillas o blancas)
- 2 cucharadas de mantequilla
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 1 cucharadita de sal
- 1/2 taza de vino blanco
- 1 litro de caldo de carne (ideal casero o de buena calidad)
- 1 cucharadita de tomillo seco o unas ramitas frescas
- 1 hoja de laurel
- Pan tipo baguette o hogaza de pan blanco o de semillas en rebanadas
- Queso para gratinar (gruyère, emmental o mozzarella)
Directions
- Cortar las cebollas en pluma fina y cocinarlas con mantequilla y aceite a fuego bajo. Agregar sal a gusto. Revolver de vez en cuando hasta que estén doradas (aprox 40 minutos).
- Añade el vino, sube el fuego y raspa el fondo de la olla. Cocina por unos minutos para evaporar el alcohol.
- Incorporar el caldo, el tomillo y el laurel. Cocina a fuego bajo por 20 minutos. Rectifica la sal y retira la hoja de laurel.
- Agrega el queso (gruyère, emmental o mozzarella) sobre las tostadas de pan y un toque de orégano y mix de semillas opcionalmente.
- Lleva al horno precalentado por unos 5 minutos o hasta derretir y gratinar levemente.
- Sirve la sopa caliente en bowls y pon encima las rodajas de pan con queso gratinado.
Esta sopa tiene algo de terapia. Es lenta, aromática y te obliga a bajar las revoluciones mientras se cocina. Sirve con una copa de vino, una manta en las piernas y un buen playlist de fondo. Y si puedes compartirla con alguien, mejor todavía.
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